domingo, 29 de julio de 2018

El resto de mi vida

Después de haber estrenado hace algún tiempo el primer día del resto de mi vida y haberme lanzado a navegar desordenadamente, tengo la convicción de que he emprendido un viaje equivocado o, al menos, no he sabido aprovechar de la mejor manera posible mi recién estrenada libertad.
Por esa razón, he puesto proa a mi puerto de origen, a mi fondeadero más seguro. Hay que volver a aparejar, volver a consultar las cartas y las posibles travesías, aprovisionarse... y volver a partir con un rumbo bien determinado. No se trata de navegar a la deriva intentando disfrutar de aquello que le plazca mostrarnos al destino sino de saber a qué punto del horizonte queremos llegar y ponerse decididos y precisos a la maniobra.
Ahí está, ahí sigue estando el primer día del resto de mi vida y el viaje que nunca podré emprender más joven. Ahí están el mar, el viento y la libertad.. ¿qué más se puede pedir?

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