jueves, 22 de agosto de 2013

Hay que saber volver

Y con las alas de esa libertad reencontrada he volado por los cielos de verano. No me han importado las nubes del trabajo que es preciso concluir,  ni los vientos de todos los preparativos que son necesarios para poder marchar del escenario cotidiano, ni siquiera las turbulencias de esa machacona insistencia con la que el calendariio nos recuerda que todos estos hermosos momentos son efímeros. He volado, he volado muy alto y desde allí he podido contemplar todo lo maravillosa que puede ser la vida cuando intentas exprimirla, apurarla hasta el último sorbo. Y de mi vuelo me he traído el corazón empapado de agua marina, el alma saturada de cariño, de música, de diversión compartida ... de recuerdos que serán su alimento durante los duros meses que nos vienen por delante pero que ya se muy bien como hacer menos severos. He regresado dispuesta a reiniciar mi navegación pero después de haber tocado todos, si, todos los puertos que tenía señalados en mi carta. Ahora hay que esforzarse para navegar mejor y para saber volver.