lunes, 23 de abril de 2012

Mirando desde tierra

Una imprevista escala me ha hecho desembarcar y, al poner pie en tierra, he cambiado mi perspectiva y he mirado de forma diferente. He descubierto que, camufladas entre la rutina (o, mejor, sofocadas por ella), quedaban muchas cosas que fueron importantes y que aún merecen la pena, cosas que fueron despreciadas porque, en nuestra ansia de libertad, el agua de la otra orilla siempre es más azul, la hierba del otro lado de la montaña es más verde y el sol brilla más al otro extremo de nuestros sueños. Tal vez hayamos tenido que largar amarras para poder respirar un aire màs limpio, tal vez hayamos tenido que volver la espalda a nuestro ayer para poder vivir pero esas cosas permanecen porque formaban parte de nuestro ser, porque un día lejano luchamos por ellas y nos hicieron felices y porque son el vínculo que liga lo que fuimos y lo que queremos ser, una especie de cordón umbilical que une dos existencias iguales en lo esencial, que es nuestro yo, aunque difieran las circunstancias.

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