domingo, 30 de diciembre de 2012

Doce llaves para un amanecer

El ritual de siempre, la situación de siempre, las actitudes de siempre: los absurdos propósitos de cambio, de lucha, de optimismo, de giros copernicanos... Ya no me valen, ya estoy cansada de estos estereotipos, de estas situaciones típicas y tópicas, ya me he dado cuenta de que la lucha es cotidiana y, sobre todo, interior. Nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, la fuerza que más nos esclaviza viene de dentro. A veces es cobardía, a veces, comodidad, a veces, ignorancia pero siempre es incapacidad de enfrentar nuestro propio yo. Acabo de leer una viñeta con una sentencia definitiva: "¿Qué nos traerá el próximo año?", pregunta un chaval a su gato. Y el gato sentencia: "365 oportunidades". Ya está todo dicho.
Al llegar las doce, nos asaltarán los recuerdos, las ausencias, las batallas perdidas e, incluso, los abandonos pero las doce campanadas pueden y deben ser doce llaves que abran una nueva puerta hacia la luz, hacia el amanecer que supone el comienzo de cada año y el beso que nos regalan los que amamos.

sábado, 1 de diciembre de 2012

En el reino de las sirenas

¿Por qué cuando estás en dique seco todo alrededor parece haberse detenido y no queda nada que pueda sacudir tu ánimo, sacudir tu espíritu adormecido y cuando has decidido iniciar una nueva travesía con un rumbo cuidadosamente calculado te asaltan por doquier retos que desafían la estabilidad de tu derrota?. No son vientos que rolan ni son cambios de ánimo, son asaltos, intrusiones de viajeros que aparecen sorpresivamente ante nosotros y que, con su tozudez o con su ignorancia, nos obligan a replantearnos nuestro destino, sin que eso signifique dejar de navegar. No son tan fuertes como para rasgar nuestras velas o para desarbolarnos pero si como para hacernos, con una aceptable sombra de duda razonable, volver a pensar, si no ya el puerto de partida, sí al menos el de llegada. Ahí estoy yo: con mi proyecto de navegación que ha puesto horizontes a la sucesión absurda de los días y varios cantos de sirena que me proponen aventurarme por aguas sugerentes y atractivas. Y voy a aceptar, voy a intentar llegar a mi destino pero tomando un viento diferente, no tengo por qué perderme en el intento... ¿No logró Ulises salvarse de la catástrofe en el reino de las sirenas?

miércoles, 31 de octubre de 2012

Aunque guarde silencio, sigo aqui

Querría decirte tantas cosas...Me siento juez y parte, espectadora y actriz de los acontecimientos que estás protagonizando y no se de qué lado tendría que colocarme. Comprendo muy bien lo que pasa por tu mente y por tu corazón. Mi cariño por ti me arrastra a implicarme, a opinar apoyándome en mi mayor experiencia (obtenida tan solo por una cuestión de tiempo, de los años que te llevo de ventaja) pero es esta precisamente, y la prudencia que nos obliga a atesorar, la que me aconseja mantener la calma y la distancia. Seguramente, es más importante aguantar la posición desde la cual los árboles no impiden ver el bosque ni el latir del corazón a la carrera sofoca la voz de la razón. Creo que es mi lugar. No debo ser actriz, todo lo más, apuntador que te de la entrada para que sigas interpretando airosa el papel más importante: tu propia vida.No voy a hablar, pero te escucho y trataré de ayudarte a encontrar respuestas. Cuando lo necesites, pídeme el pie: aunque guarde silencio, sigo aquí.

domingo, 30 de septiembre de 2012

¡Avante toda!

Cada vez estoy más segura de haber acertado embarcándome en esta aventura. Para tomar decisiones, sobre todo si son importantes, es preciso tener perspectiva, no dejar que los árboles te impidan ver el bosque. Hay que ser un ave de vuelo largo y alto. Para ver de verdad la tierra, en toda la extensión de su horizonte, el mar es un lugar perfecto. Desde que me he colocado aquí, desde que me he alejado de esa tierra que nos pone lastre constantemente, que nos pega los pies en el suelo y nos corta las alas todos los días, he sido capaz de ver mejor lo que soy, lo que he sido y lo que quiero ser, he podido darme cuenta de las heridas cerradas en falso en mi vida y he intentado curarlas de verdad, he recogido el valor para seguir caminos, nuevos y viejos, que me llamaban constantemente y he aprendido que cada día hay que pensar que es nuestra oportunidad, que hay mucho que hacer y descubrir, que cada día es diferente como lo es el mar en el que me he refugiado y que lo importante es afrontarlo con valor y con optimismo. La consecuencia es que suele salir el viento más favorable y navegamos con menos problemas que nunca hasta en las costas que inicialmente parecen más difíciles y en las que habríamos naufragado si nuestra actitud fuera más temerosa o más conservadora. Esta experiencia me invita a decir... ¡avante toda!

lunes, 27 de agosto de 2012

Cuaderno de bitácora: hoy habla el corazón

PARA QUE NO MUERAS


     Se desvanece el rostro de la tarde
y la luna dibuja una sonrisa
sobre el azul profundo que te acoge.
      Un sollozo atrapado en el camino:
el eco de una queja y de un adios
que golpea las sienes del recuerdo.
Todo un cósmico afán de no rendirle
ni al tiempo ni a la tierra su tributo
Los muertos nada más se quedan solos,
con sus huesos cubiertos de tristeza,
cuando sella el olvido su silencio
y se hielan los besos en su tumba.
       Tu historia es un abril inacabado,
dos palabras mecidas por el viento,
el dolor de una flor en la distancia,
... un sueño más hermoso que la vida.
Un fuego inasequible que trasciende
y está encendido en todas las estrellas.
       La voz que Dios le diera al universo.

                          Mª Ángeles Novella
                          julio 2012

viernes, 17 de agosto de 2012

Reeditarse es de sabios

Es hora de salir de nuevo a la mar y hay que hacerlo ahora porque el viento y la marea son propicios. Hay que zarpar poniendo rumbo al próximo puerto que, aunque no sea muy importante, es un referente porque ha estado presente de manera continua en la lista de pendientes de mi vida y ahora las condiciones son las perfectas para poder llegar allí. Esto me hace pensar sobre un curioso hecho que suele producirse con demasiada frecuencia: casi siempre las cosas, las personas o los sentimientos nos llegan a destiempo, o demasiado pronto o demasiado tarde. Por esa razón, muy pocas veces apuramos al máximo nuestras vivencias y las gozamos sólo parcialmente: si nos llegan demasiado pronto, sólo disfrutamos de la ilusión, si nos llegan demasiado tarde, lo que apreciamos es la reflexión. Por desgracia, en la vida no suele haber segundas ediciones y nos perdemos una gran parte de felicidad y de experiencia. Cuando, de vez en cuando, eso ocurre, cuando logramos reeditar un episodio de nuestra vida, el resultado es algo extraordinario: sobre el fondo de ilusión que permanece, podemos colocar con serenidad las piezas que sólo podemos valorar y apreciar porque contamos con el tiempo y la capacidad de la reflexión y el resultado es algo completo, redondo, que satisface a nuestro corazón y a nuestra mente, que nos colma de conocimientos y de sentimientos y nos hace penetrar en el auténtico sentido, hermoso, de la vida. Saber reeditarnos es seguramente la mayor sabiduría.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Cuando los sueños toman forma

No se por dónde empezar. Es difícil elegir entre un sentimiento y otro, entre una emoción y otra, entre un proyecto y otro. Creo que lo primero ha de ser describir la magnífica sensación de haber vuelto a ser fecunda, en lo que a producción poética se refiere. Tras mucho tiempo de escribir un poco a piñón fijo, casi por estricta obligación ante el ineludible compromiso adquirido,un par de poemas al año, y sin que con esto quiera decir que fueran poco inspirados o poco sinceros, me he reencontrado con mi manantial: casi con la misma naturalidad que brota el agua de la tierra, se han derramado por mi cuaderno poemas frescos, vitales, con alma. Surgían de lo más profundo, de los rincones más queridos de mi vida y se materializaban sin darme, prácticamente, tiempo a pensar, sólo a sentir, sólo a decir. Ha sido como si todo aquello que había estado contenido, dormitando en un silencio oscuro, me hubiera arrollado al liberarse y... realmente ha sido, es hermoso porque, igual que muchas veces verbalizar un problema es empezar a resolverlo, poner palabras a los sueños es una forma de empezar a vivirlos.

jueves, 19 de julio de 2012

Ya no es una aventura


No ha sido una encalmada ni un temporal: ha sido un éxito, un glorioso fin de travesía lo que me ha tenido alejada de mi cuaderno de bitácora. Casi un año justo después de iniciar este viaje, más hacia dentro que hacia fuera, he conseguido llegar al primero de los puertos señalados en mi carta y llegar habiendo recogido al navegar un hermoso botín de luz, de vida, de recuerdos, de sueños viejos que se cumplen, de encuentros nunca esperados y de reencuentros nunca imaginados. Se que he sido afortunada, que no siempre el viento está a nuestro favor pero... ¿por qué no va a ocurrir de vez en cuando?. Estoy preparada, se que debo zarpar de nuevo muy pronto y que nunca sabemos lo que nos deparará el mar de nuestra existencia pero ahora soy yo quien está al mando, se dónde voy y se trazar el rumbo. Muy pronto mandaré largar amarras pero ahora ya no será solamente una aventura.

domingo, 10 de junio de 2012

A vueltas con el ayer



            Perdida en la tarde tibia,
a solas con mis recuerdos.
Vuelve a mi una niña ajena,
mientras se sacude el tiempo,
al perfume de jazmines
que se dejó primavera
olvidado entre sus sueños.
Una mañana teñida
de azul cobalto sonríe.
Su ventana está cerrada
al camino que se aleja,
a los amores que pasan,
al sol que llega en silencio,
a la libertad que espera
sin esperanza en la esquina
y se marchará sin ella.
Perdida más y más lejos:
una canción en la almohada,
una pasión en secreto,
la ilusión de hacer posible
vivir, vivir otra vez,
sobre otro mar, otro vuelo;
recuperar de la vida
la juventud que no fue,
el fuego , en las madrugadas,
las estrellas, que sabían,
y la brisa, que callaba.
Paso a paso hacia tu encuentro.
Todo mi ayer me persigue.
Las caricias que soñé
en insomnios infantiles
se despiertan en mi alma
y reconoce mi piel
cada nota de tus dedos.
Perdida en la tarde tibia
a solas con mis recuerdos.

                                               Mª Ángeles Novella
                                               Junio 2012

miércoles, 23 de mayo de 2012

Aromas y recuerdos

Para cada uno de nosotros, el sentido dominante, aquel para el que somos más sensibles, es uno diferente. En mi caso, probablemente sea el oído el que me sugiere más sensaciones, el que me despierta más sentimientos pero es, indudablemente, el olfato el de mayor capacidad de evocación y no creo ser en eso una excepción. Al percibir ciertos aromas, vuelo en sus alas y retrocedo a otros momentos y lugares que se manifiestan con una meridiana claridad: el olor de manzanilla recién cortada me lleva a la casa de mis abuelos, a los veranos en Menorca, a las sofocantes horas de la siesta y las interminables esperas para gozar del baño y de las olas; el olor de las lilas al atardecer me transporta a aquel jardín de la casa en que viví mi adolescencia y a aquella pequeña plaza donde empecé a escribir mis versos, casi tartamudeos de un lenguaje encorsetado y redundante; el olor a jazmín y madreselva me devuelve al camino cotidiano hacia el colegio en las mañanas frescas y angustiosas de aquel fin de curso que era también el fin del bachillerato, el fin de una etapa en la que habían aflorado tantas cosas: la amistad, la rebeldía... el amor. El amor, que era la sonrisa cómplice en un cruce de miradas, el encuentro furtivo y calculado en una esquina, el querer y no querer estar con alguien. El amor, que era la emoción escuchando una canción en la voz cálida y viril de quien la cantaba para todos pero tu soñabas que la cantaba para ti. El amor, platónico y cercano, infantil y sublime, que palpita todavía en mi alma cuando se eleva por encima del tiempo con la fuerza evocadora de un olor.

lunes, 23 de abril de 2012

Mirando desde tierra

Una imprevista escala me ha hecho desembarcar y, al poner pie en tierra, he cambiado mi perspectiva y he mirado de forma diferente. He descubierto que, camufladas entre la rutina (o, mejor, sofocadas por ella), quedaban muchas cosas que fueron importantes y que aún merecen la pena, cosas que fueron despreciadas porque, en nuestra ansia de libertad, el agua de la otra orilla siempre es más azul, la hierba del otro lado de la montaña es más verde y el sol brilla más al otro extremo de nuestros sueños. Tal vez hayamos tenido que largar amarras para poder respirar un aire màs limpio, tal vez hayamos tenido que volver la espalda a nuestro ayer para poder vivir pero esas cosas permanecen porque formaban parte de nuestro ser, porque un día lejano luchamos por ellas y nos hicieron felices y porque son el vínculo que liga lo que fuimos y lo que queremos ser, una especie de cordón umbilical que une dos existencias iguales en lo esencial, que es nuestro yo, aunque difieran las circunstancias.

viernes, 6 de abril de 2012

Recalculando el rumbo, proa hacia el mañana

Se dice que una retirada a tiempo es una victoria. Probablemente es inteligente saber abandonar. No se puede pretender entrar a un puerto en cualquier condición, con cualquier viento, a cualquier precio porque lo más probable es que no llegues a entrar en él ... ni en ningún otro. En estos días he tenido que rendirme ante lo imposible y conformarme con mirar a lo lejos uno de los puertos señalados en mi carta de navegación. Ha sido doloroso, tanto como lanzar por la borda un trozo de corazón o de esperanza, que viene a ser lo mismo, pero había que hacerlo; no conviene olvidar que muchas veces es preciso el sacrificio de algo o de alguien para que todo lo demás continúe.
Vuelve a amanecer y sale el viento: todo está de nuevo en su lugar. Los otros puertos cada vez están más cerca y con la entrada más segura.

jueves, 8 de marzo de 2012

Siempre nos quedará el amanecer

Se me venía abajo el aparejo la otra tarde, cuando sentí lástima de mi misma sentada allí, sola, oliendo a frito, escuchando un concierto al que había acudido, tras salir disparada de la cocina sin ningún arreglo intermedio, en parte por un grato compromiso, en parte por el gusto de oir buena música y en parte, tal vez la mayor parte, por plantar cara, por desafiar a esas garras que surgen de cada rincón de tu casa, de tu trabajo, de tu día a día absurdo pretendiendo atraparte y acabar con tu decisión de defender ese resto de libertad que aún destila cada amanecer. Pero recogí trapo, cacé bien las escotas y salí adelante: era aquel poco temporal para mí, después de lo que hemos capeado. Era, eso si, el preciso momento de recordar que siempre, siempre, después de la lluvia sale el sol y que después de la noche siempre, siempre, nace una mañana.

lunes, 20 de febrero de 2012

La valentía de equivocarse

Casi siempre es más difícil ser libre que prisionero. Ser libre supone decidir, arriesgar, atreverse, si llega el momento, a asumir el fracaso. Cuando somos prisioneros, cuando actuamos al dictado de otros, no somos responsables de las equivocaciones, de los daños colaterales, del esfuerzo y el tiempo malgastados. Por eso todos, aunque digamos y creamos creer lo contrario, preferimos ser esclavos. Nos declaramos oficialmente esclavos de la sociedad, de las costumbres, de los gobiernos, de las leyes injustas y sobre ellos nos deslizamos despreocupadamente, cargando todas las consecuencias de esa pasividad que disfrazamos de impotencia, hacia unas metas cómodas, egoistas y seguramente erróneas, aunque eso nos importe muy poco porque "nos vienen impuestas".
El valor que supone decidir, enfrentarse... equivocarse es demasiado grande para unos espíritus débiles, para unas mentes estrechas que se conforman con conocer tan sólo el jardín de este lado de la verja.

viernes, 27 de enero de 2012

La grandeza de los pequeños puertos

Navegar con viento fresco a un largo puede parecer una situación òptima pero, sin despreciarla en absoluto, voy a defender el valor de la encalmada. Hace pocos días , descubrí un mensaje interesante en un breve relato donde se describía la decepción de un leñador que, tratando de superar cada jornada su cantidad de árboles cortados, se enfrentaba con la triste realidad de un resultado inferior día tras día. ¿Cómo podía explicarse que acrecentando el esfuerzo el resultado disminuyera inexorablemente?. La respuesta se la dio su capataz, reflexivo, experimentado: ¿Te has preocupado de afilar el hacha?. A veces, la prisa por correr tras nuestro destino, por conseguir los retos que nos planteamos, por lograr los resultados que nos satisfagan o, al menos, que nos indiquen que no andamos equivocados nos hacen olvidar algo importante: nos desgastamos, nuestra energía se consume, nuestra mente necesita recalcular su rumbo.
Tras recalar con éxito en el primer puerto y reanudar la travesía con buen andar, soy consciente de que me vendría bien un tiempo de calma para revisar las cartas, para limpiar los fondos y repasar las drizas y las velas. He descubierto la grandeza de un pequeño puerto y necesito seguir saboreándola en la memoria.