jueves, 13 de octubre de 2011

Muy lejos, detrás del horizonte

Todo en calma. Hoy me toca apoyarme en la borda y disfrutar del mar. Entornando los ojos, adivino detrás del horizonte el que ha sido mi puerto de partida para esta travesía en la que ando y su viento, salado e indomable, impregna la cadencia del romance y de la copla donde encuentran su voz la historia, la leyenda y los amores.



CÁDIZ

Los jirones de luna
prendidos en la sierra
y los rizos del agua
en las frentes luceras:
puñales de la noche
desgarrada en estrellas.
Siempre la luna, siempre
de acero y hierbabuena.
La luna, blanca y roja,
de nácar y de arena
la luna de las fuentes.
La luna nueva, negra
la noche al contrabando.
Plata de luna llena,
A la pasión gitana,
martillos y saetas.
Unas soberbias alas
fingen las norias nuevas.
Rocín encadenado,
el viento se lamenta
con un murmullo leve
que flota en la dehesa
y vuela al horizonte
sobre la mar inmensa
dejando un canto de oro
mecido en la marea.
Besos de sal, las olas
de yodo y madreselva
acarician de azul
rostros de bronce y cera.
Gaviotas sin retorno,
sombras de lienzo y brea.
Un desafío late
sobre la mar estrecha:
las míticas columnas
son otra vez la puerta
entre un ayer sombrío
y una esperanza incierta.
Fuera del escenario,
coro de la tragedia,
los jinetes del viento
domando la tormenta:
suave mano de hierro
con corceles de seda.
Sobre las olas pardas
del alba soñolienta,
unas crines de espuma
dejan por la ladera
las velas de la mar
tendidas en la sierra.

(Mª Ángeles Novella. Inédito 2008.)

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