jueves, 8 de septiembre de 2011

El principio del fin... y el fin del principio

Caribdis es un remolino. Para los viajeros de las epopeyas griegas, era el final pero también puede ser el principio. El remolino puede tragarse todo aquello que nos encadena y no nos permite vivir realmente, el remolino puede sacudirnos y hacernos despertar de un sueño o de una pesadilla, el remolino puede, al engullirnos, hacernos entrar (o tal vez salir) a una nueva dimensión, a una etapa diferente.
De la misma forma que el remolino puede tener varias lecturas y ser de alguna manera el principio del final o el final del principio, a veces, aquellas cosas que están en nuestros orígenes y que nos han acompañado siempre, pueden, en un momento dado, ser la herramienta que nos permite largar amarras y comenzar una nueva singladura. Mi remolino tiene dos puertos: Cádiz y Menorca, el principio del fin y el fin del principio.

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